Regresa en 1976 el expresidente en el exilio de la República española Claudio Sánchez Albornoz. Arias Navarro sucumbe progresivamente a la fuerte presión de los ultras para frenar la reforma. El Rey, consciente de la situación, le hace ver a Arias Navarro que el proceso de reforma es irreversible. Don Juan Carlos hace llegar un mensaje al líder del Partido Comunista, Santiago Carrillo, informándole de la disposición de la Corona en convertir España en una democracia moderna. Consciente de que Arias Navarro es un obstáculo para la reforma, el Rey y Torcuato Fernández Miranda (presidente de las Cortes y del Consejo del Reino) comprenden que ha llegado el momento de prescindir de él.