En el Evangelio de hoy, se narra la parábola del hombre que, antes de partir de viaje, confía a sus siervos diferentes cantidades de dinero, según su capacidad. Dos de ellos invierten y duplican sus talentos, mientras que el tercero decide esconderlo. Al regresar, el hombre elogia y recompensa a los dos primeros, pero castiga al tercero por su falta de iniciativa. Esta parábola nos invita a reflexionar sobre la importancia de utilizar nuestros dones y talentos para el bien, en lugar de esconderlos por miedo o pereza.